Suecia, el país del estado del bienestar, paradigma de la socialdemocracia e icono de la izquierda liberal en el mundo, dio este fin de semana un paso más hacia la derecha con unos resultados electorales sin precedentes.
El domingo, el gobierno conservador se convirtió en el primero con su orientación política en no salir derrotado de unas elecciones, en casi ocho décadas.
El centro derecha obtuvo 172 de los 349 escaños en disputa, y lo único que le impidió a la oficialista alianza conservadora renovar su mayoría absoluta fue un histórico avance de la extrema derecha, que por primera vez estará representada en el parlamento.
Y la derrota de los socialdemócratas, que han gobernado a Suecia durante 65 de los últimos 78 años, se vio además agravada por el hecho de que esta vez concurrían como parte de una coalición que incluía a ecologistas y ex comunistas.
A pesar de esta -hasta ahora- inédita alianza, la izquierda sólo se quedó en un 43,6% de los sufragios.
Derecha, pero moderada
Los 20 escaños obtenidos por el partido ultraconservador Demócratas de Suecia han puesto nerviosos a muchos en el país, ya que han conseguido rentabilizar cierta insatisfacción respecto a la inmigración.
Según el periodista de la BBC en la región, Damien McGuinness, ese resultado ha dejado en estado de shock a muchos ciudadanos.
No cooperaremos ni llegaremos a depender de Demócratas de Suecia
Frederik Reinfeldt
Pero tanto el gran ganador -el actual primer ministro Frederik Reinfeldt- como la gran derrotada -la líder del Partido Social Demócrata, Mona Sahlin- están de acuerdo en que hay que evitar la influencia en el gobierno de la extrema derecha.
"He sido claro en que sabremos manejar esta situación de incertidumbre. No cooperaremos ni llegaremos a depender de Demócratas de Suecia", insistió el primer ministro.
Reinfeldt es, de hecho, responsable de uno de los partidos conservadores más "progesistas" de Europa, uno que defiende el sistema de bienestar social tras renunciar hace años a buena parte de los postulados neoliberales tradicionales de la derecha.
El primer ministro es un pragmático líder centrista, de estilo controlado y sereno, algo muy apreciado por los suecos.
Y su victoria se puede atribuir en buena medida a su gestión de la crisis financiera, de la que Suecia se empieza a alejar a pasos agigantados, a pesar de los recortes sociales y del paro.
Hacerse oír
El líder de Demócratas de Suecia, Jimmie Akesson, por su parte, dijo que su partido usará el resultado para hacerse oír, ya que no había sido invitado por los medios a los debates durante la campaña.
La formación de Akesson se describe como un movimiento nacionalista que considera que el Islam es algo ajeno a la cultura sueca. Sus propuestas giran de forma casimonotemática en torno a limitar la inmigración.
Sin embargo, insisten en rechazar las acusaciones de racismo.
"En muchos sentidos, hemos sido tratados como cualquier cosa menos un partido político en esta elección", dijo Akesson.
"Incluso, ahora que tenemos este fantástico resultado. La situación es un poco incierta ahora, pero tenemos cuatro años delante para hablar sobre los asuntos que nos interesan e influyen en la política sueca".
Aunque no es inusual un gobierno sin mayoría parlamentaria en Suecia, el primer ministro comentó que buscará el apoyo del Partido Verde para facilitar la gobernabilidad. Los ecologistas actualmente son aliados de los socialdemócratas.
Sin embargo, María Wetterstrand, co-presidente del Partido Verde, adelantó que la alianza progresista permanecerá unida en la oposición.
El gobierno tampoco descarta buscar un acuerdo de mayor calado con el principal partido de la oposición, el Social Demócrata.
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