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viernes, febrero 27

Pobres suecos. que están vendiendo sus cárceles porque no tienen "clientes" Osito Mier...les toma el pelo a "los suecos" gracioso. simpático

Para mí que los suecos se hacen los suecos. Tienen una extensión que no llega a ser la mitad de Bolivia y casi la misma cantidad de habitantes. O sea que viven más estrechos, pero aseguran que viven bien. Parece que la crisis del petróleo les ha calado muy hondo, mientras que en Bolivia sigue el Carnaval. Cómo estarán de mal los suecos que están vendiendo sus cárceles, y esa es una verdad publicada por ellos mismos. Pobres suecos, que ni cárceles tienen. Debe ser aburrido vivir en un país donde la seguridad es completa. La industria de chapas de seguridad virtualmente no existe.

Pero, ¿por qué no hay delincuentes en Suecia? Porque hay fuentes de trabajo y si hay trabajo, sencillamente la gente trabaja. No es posible que no haya ni un pícaro que se entre a tu huerta a robar mangas, primero porque no hay mangas y, segundo, porque decididamente los amigos de lo ajeno no existen. Ha sido un derroche construir cárceles con celdas amplias y limpias, con agua fría y caliente en los baños, con talleres de rehabilitación, etc. Todo eso se ha ido al tacho por la falta de colaboración de la población, que no aporta con maleantes a su sociedad tan bien organizada. Creo que nuestro Gobierno, que se mete en asuntos de otros estados, debería exportar gratuitamente a los miles de reos que hay en Bolivia para hacer que esas cárceles funcionen como Dios manda.

Cuán útiles serían para hombres y mujeres que duermen en nuestras cárceles, unos sobre otros, obviamente separados por género, pero hacinados por la superpoblación que genera gran cantidad de dinero por derecho de piso. La falta de actividad delictiva perjudica enormemente a la prensa sueca porque no existe el sensacionalismo. Dan noticias aburridas sobre investigaciones científicas, cultura, niveles de producción, mandándose la parte porque su ingreso per cápita, dizque, es muy elevado. Lo único que los salva son esas suecas monumentales, que son unas diosas despampanantes, pero tampoco hay tanto concurso de reinas, misses ni cosas banales que los distraigan en la chinchi misión de trabajar