A la hora de hablar de la carretera al TIPNIS se debe mostrar que esa es una cuestión relativa a la coca, a la ampliación de sus cultivos; no hacerlo y sólo reflexionar sobre el medio ambiente borra el elemento central del tema.
¿La hoja de coca es sagrada y se utiliza solamente para el acullico y para fines medicinales y uso tradicional? Hace años nos venimos engañando, diciendo que sólo se la utiliza para el consumo tradicional, hace décadas miramos hacia otro lado para no ver la realidad, para no aceptar que el uso más habitual, más frecuente de la coca, es para fabricar pasta base y clorhidrato de cocaína.
¿Por qué olvidamos con tanta facilidad que en el inicio de los años 80 el Estado fue capturado por los negocios ilícitos? ¿Por qué cerramos los ojos a la historia y no admitimos que la coca penetró en la política en los años 80? ¿Por qué no aceptamos que el Estado casi nunca tuvo vigencia en el Chapare debido a la alta presencia del negocio de la coca que no necesariamente es sinónimo de la santidad? ¿Por qué ocultamos que el Chapare sigue siendo un lugar donde el Estado no tiene presencia? ¿Por qué ocultamos que hay una dictadura cocalera? ¿Podemos seguir negando que los cocaleros son el gran poder actual? ¿Lo son por el acullico o por el poder económico y político que poseen por su cercanía a lo ilícito? ¿Esos poderosos pagan impuestos acordes a su actividad?
¿Acaso alguno o alguna de sus dirigentes no fueron hallados in fraganti en la comercialización de cocaína? ¿Acaso se aclararon los asesinatos de policías de hace una década atrás? Hay un manto de impunidad que los cubre, con un Estado que mira hacia otro lado.
Durante mucho tiempo se había postulado que Bolivia sólo era país productor de hoja de coca y que, de vez en vez, era un país de tránsito para la pasta base o la cocaína proveniente de Perú.
¿Hoy en día podemos seguir insistiendo en esa idea? Lamentablemente no, pues cada vez más Bolivia es un país productor de pasta base y de clorhidrato de cocaína, ya no somos únicamente una nación de tránsito, nos hemos convertido en una nación productora de cocaína.
¿Podemos jurar que no se produce pasta base y clorhidrato en Santa Cruz, Chapare, Yapacaní, Beni, La Paz, cuando en esos lugares la policía encuentra cada vez más factorías dedicadas al negocio ilícito? ¿Podemos decir que no hay producción y negocios ilícitos en los Yungas, cuando también ahí las incautaciones de productos ilícitos aumentan cada vez más, cuando los cítricos han desaparecido de esa geografía?
Y no es que la Policía sea más eficaz, sino simplemente que por el aumento del volumen de la producción de pasta base y de clorhidrato se puede hallar cada vez más productos de esa naturaleza. ¿Y cómo anda El Alto, es que no se halla ahí cada vez más negocios de producción de pasta base y de cocaína? Y no se olvide que en El Alto no hay Estado, por tanto, es un lugar ideal para que los narcotraficantes lo utilicen para la producción ilícita. ¿Hay santidad en muchas comunidades que abiertamente han peleado contra la Policía para proteger a los narcotraficantes?
Hace años en el Chapare murieron policías y nunca el Estado tuvo capacidad de aclarar nada. La falta de Estado y la presencia de una producción tan cercana a lo ilícito lo impide. Hace décadas que eso no ha cambiado, antes bien, el Chapare es más "soberano” que antes, es el lugar privilegiado del poder, ahí la policía no puede actuar, esa es una geografía donde el Estado no tiene presencia o, más grave que eso, es el lugar donde está el núcleo del Estado.
No se produce coca por ideales de cambio social, se la produce porque es un negocio lucrativo, lo es así porque está cerca de lo ilícito. ¿Cuándo vimos en Bolivia ciudades como Cobija o Santa Cruz donde cada semana hay ajustes de cuentas hechos por los narcotraficantes; ciudades donde lo cotidiano comienza a ser la violencia propiciada por el narcotráfico? Los bolivianos no debemos cerrar los ojos a estos problemas, no podemos seguirnos engañando con el cuento de la hoja sagrada. El Estado no debe ser tan permisivo en el tema coca, pues de ese modo, consciente o inconscientemente, está abriendo las puertas para que el narcotráfico domine Bolivia. Y como lo saben por experiencia propia, México y San Pablo, cuando eso sucede, el narcotráfico es difícil de controlar. Es todo esto lo que envuelve a la decisión de quitar la intangibilidad del TIPNIS y abrir las puertas para el aumento de la producción de coca.
Carlos Toranzo es economista.
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