Hacia la sociedad del ensueño
Mauricio Aira
Los historiadores están de acuerdo que la humanidad transcurrió dentro de la sociedad agrícola cien mil años, que la sociedad industrial duró 150, y que la sociedad de la información necesita sólo 20 años para dar paso a la “sociedad del ensueño” (dream society), estamos pués en los umbrales de la sociedad emocional en que los niveles de sanidad, educación y alimentación han sido satisfactoriamente cubiertos y se quiere llegar a vivir las emociones. Terminó la búsqueda de materias primas, la consecusión de productos ahora se busca con afán los servicios, la sanidad, el entretenimiendo y un cuarto valor las emociones, las vivencias, sentimientos y sensaciones. Del racionalismo se ha pasado a las emociones, del pragmatismo a las historias (stories), como una estrategia de supervivencia que sustituyen a la autotecnología.
Encontramos la nueva postura ante los mercados turísticos en el marco del más grande evento de Escandinavia Tur 2008, que ha reunido a un mil 900 expositores, 73 países y que será visitado por unas 50 mil personas. Lo interesante es que simultáneamente a los stands se ofrecen mini-seminarios con la intervención de panelistas expertos cada uno en su ramo que exponen no sólo los resultados de una industria que no deja de crecer, sino las visiones que se tienen de la actividad a corto y mediano plazo.
En la búsqueda de emociones el consultor Eulogio Bordas menciona los mercados “de la paz interior” donde el turista pretende huír del estrés de la vida diaria, recurriendo al equilibrio físico y mental, práctica del yoga y la meditación. El de “la buena vida” de los baños jacuzee y masajes, donde el lujo para el jet.set es lo raro, lo que tiene personalidad y no es vanal. El de “abuelos-nietos” con prescindencia de los padres y que está alcanzando éxito, el turismo del amor, que no es sexual sino el de la necesidad de amar y ser amado, con vacaciones por ejemplo del entorno familiar donde todos están unidos durante algunos días separados de sus afanes y tareas habituales.
Por otro lado es crítico al hiperturismo de la artificialidad, de la calidad uniforme y seguridad total donde el canibalismo comercial es impensable porque casi todo el paquete pertenece a una misma firma. El turismo del futuro que está ganando adeptos podrá significar algún margen de riesgo, y cierta incomodidad, malas comunicaciones, falta de aire acondicionado, o el fastidio de toparse con mendigos exigentes, etc., en cambio de “disfrutar” de las emociones y las narraciones personalizadas que no se daban en los grandes destinos turísticos, ni en los grandes hoteles o atracciones tan trilladas después de 40 años de lo mismo.
Cita el tratadista el ejemplo de un crucero por Alaska que incluyó la presencia de 20 científicos que disertaban sobre el agua, el aire, los animales, la fauna y la geología en un lenguaje accesible y coloquial. Cada turista pagó seis mil dólares por el crucero, y se sintió más que recompensado por ésta nueva forma de viajar que lo hacía sentirse parte de una cruzada ecológica, alineado a la inteligencia emocional, en lugar de la racional que caracterizó sus anteriores excursiones.
El nuevo producto consigue absorver al turista mentalmente en lugar de tenerlo inmerso físicamente como se ha hecho hasta ahora, teniéndolo movilizado durante todo el periplo. Y no se crea que será sólo para los ricos, se prevée que la masa turística de Europa estimada en 220 millones ya capta en un 25% el nuevo concepto, y que entre los cinco y ocho años próximos doblará el porcentaje, de donde deviene la necesidad de dedicarle atención a una nueva tendencia dentro de una pirámide que contemple: seguridad, variedad, singularidad, conexión, crecimiento y contribución.
Los destinos turísticos, los hoteles que consigan satisfacer las exigencias de la pirámide emocional podrán zafarse del tradicional mercadeo conseguido en base a hipótesis de encuestas planteadas de una manera que reclama un cambio menos engañoso con un margen de error enfocado en la inteligencia emocional. Advierte el consultor que la receta vale también para otros campos de la actividad humana que están reclamando por un cambio inevitable.
En nuestro medio se realizan inversiones en materia turística para levantar hospederías de todos los niveles, no ya en las grandes ciudades como en las capitales de provincia, se habilitan atractivos en base a los valores históricos, culturales, naturales de cada región, por lo que en la planificación global de la actividad turística no se podrá prescindir de las tendencias que a mediano y largo plazo alcanzarán también a Bolivia.
Mauricio Aira
Los historiadores están de acuerdo que la humanidad transcurrió dentro de la sociedad agrícola cien mil años, que la sociedad industrial duró 150, y que la sociedad de la información necesita sólo 20 años para dar paso a la “sociedad del ensueño” (dream society), estamos pués en los umbrales de la sociedad emocional en que los niveles de sanidad, educación y alimentación han sido satisfactoriamente cubiertos y se quiere llegar a vivir las emociones. Terminó la búsqueda de materias primas, la consecusión de productos ahora se busca con afán los servicios, la sanidad, el entretenimiendo y un cuarto valor las emociones, las vivencias, sentimientos y sensaciones. Del racionalismo se ha pasado a las emociones, del pragmatismo a las historias (stories), como una estrategia de supervivencia que sustituyen a la autotecnología.
Encontramos la nueva postura ante los mercados turísticos en el marco del más grande evento de Escandinavia Tur 2008, que ha reunido a un mil 900 expositores, 73 países y que será visitado por unas 50 mil personas. Lo interesante es que simultáneamente a los stands se ofrecen mini-seminarios con la intervención de panelistas expertos cada uno en su ramo que exponen no sólo los resultados de una industria que no deja de crecer, sino las visiones que se tienen de la actividad a corto y mediano plazo.
En la búsqueda de emociones el consultor Eulogio Bordas menciona los mercados “de la paz interior” donde el turista pretende huír del estrés de la vida diaria, recurriendo al equilibrio físico y mental, práctica del yoga y la meditación. El de “la buena vida” de los baños jacuzee y masajes, donde el lujo para el jet.set es lo raro, lo que tiene personalidad y no es vanal. El de “abuelos-nietos” con prescindencia de los padres y que está alcanzando éxito, el turismo del amor, que no es sexual sino el de la necesidad de amar y ser amado, con vacaciones por ejemplo del entorno familiar donde todos están unidos durante algunos días separados de sus afanes y tareas habituales.
Por otro lado es crítico al hiperturismo de la artificialidad, de la calidad uniforme y seguridad total donde el canibalismo comercial es impensable porque casi todo el paquete pertenece a una misma firma. El turismo del futuro que está ganando adeptos podrá significar algún margen de riesgo, y cierta incomodidad, malas comunicaciones, falta de aire acondicionado, o el fastidio de toparse con mendigos exigentes, etc., en cambio de “disfrutar” de las emociones y las narraciones personalizadas que no se daban en los grandes destinos turísticos, ni en los grandes hoteles o atracciones tan trilladas después de 40 años de lo mismo.
Cita el tratadista el ejemplo de un crucero por Alaska que incluyó la presencia de 20 científicos que disertaban sobre el agua, el aire, los animales, la fauna y la geología en un lenguaje accesible y coloquial. Cada turista pagó seis mil dólares por el crucero, y se sintió más que recompensado por ésta nueva forma de viajar que lo hacía sentirse parte de una cruzada ecológica, alineado a la inteligencia emocional, en lugar de la racional que caracterizó sus anteriores excursiones.
El nuevo producto consigue absorver al turista mentalmente en lugar de tenerlo inmerso físicamente como se ha hecho hasta ahora, teniéndolo movilizado durante todo el periplo. Y no se crea que será sólo para los ricos, se prevée que la masa turística de Europa estimada en 220 millones ya capta en un 25% el nuevo concepto, y que entre los cinco y ocho años próximos doblará el porcentaje, de donde deviene la necesidad de dedicarle atención a una nueva tendencia dentro de una pirámide que contemple: seguridad, variedad, singularidad, conexión, crecimiento y contribución.
Los destinos turísticos, los hoteles que consigan satisfacer las exigencias de la pirámide emocional podrán zafarse del tradicional mercadeo conseguido en base a hipótesis de encuestas planteadas de una manera que reclama un cambio menos engañoso con un margen de error enfocado en la inteligencia emocional. Advierte el consultor que la receta vale también para otros campos de la actividad humana que están reclamando por un cambio inevitable.
En nuestro medio se realizan inversiones en materia turística para levantar hospederías de todos los niveles, no ya en las grandes ciudades como en las capitales de provincia, se habilitan atractivos en base a los valores históricos, culturales, naturales de cada región, por lo que en la planificación global de la actividad turística no se podrá prescindir de las tendencias que a mediano y largo plazo alcanzarán también a Bolivia.