Suecia es un moderno estado. Modelo en sus leyes sobre Justicia Social. Vigencia Democrática. Reparto. Con valores que estudiar, profundizar y quizá imitar
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subieron 27 a una barcaza para 12. todos alcoholizados. 12 están muertos. los mató el alcohól
17 personas han perecido en el Lago Titicaca. El culpable no ha sido el agua, sino el alcohol ya que todos los que naufragaron a bordo de una pequeña embarcación estaban pasados de copas, lo que les impidió advertir el peligro. 27 personas se subieron al bote con capacidad para 12. Todos estaban ebrios, desde el conductor de la lancha hasta los profesores, padres, hijos y el resto de los familiares que habían asistido a una fiesta de graduación de colegio, donde la bebida era lo más abundante, tal como sucede en cualquier otro acontecimiento social, religioso, deportivo, institucional y de cualquier naturaleza en este país.
El consumo del alcohol es casi una constante en los accidentes de tránsito y muchas otras tragedias que ocurren a diario en Bolivia. También es responsable de una parte de la criminalidad y por supuesto, de la mayoría de los problemas familiares, pues el abuso de la bebida ocasiona violencia, maltrato y desatención a los niños. Muchos hogares agudizan su pobreza porque una buena dosis del presupuesto se queda en las cantinas, que proliferan sin ningún control. La publicidad de las bebidas se emite indiscriminadamente, las empresas del rubro son las vedettes de la industria nacional, dueñas y señoras de todas las festividades y acontecimientos, donde la única finalidad parece ser el desenfreno etílico que llena los hospitales de gente intoxicada, accidentada o víctima de algún ataque violento.
Recientemente la Organización Panamericana de la Salud ha lanzado una advertencia sobre el problema del alcohol en América Latina. La institución considera que se ha convertido en el principal problema de salud en el continente. El informe dice que el alcoholismo afecta al equilibrio mental de la gente y es uno de los factores de riesgo que impiden una vida plena. Es mucho más riesgoso que el tabaco, que la obesidad y también que las drogas ilegales, que se encuentran en el noveno lugar.
Bolivia es considerado uno de los países con más problemas de alcoholismo en el contexto sudamericano. Se calcula que el 48,6 por ciento de la población ha tenido alguna vez alguna experiencia problemática con el consumo de alcohol que le ha generado consecuencias negativas tanto en la persona como en su entorno, lo que implica salud física, armonía familiar, rendimiento laboral o escolar, seguridad personal y funcionamiento social. De acuerdo a este mismo estudio el 37 por ciento ingiere bebidas alcohólicas con regularidad y lo más preocupante es que en Santa Cruz se encuentra el mayor porcentaje de bebedores seguida por las ciudades de Sucre y La Paz.
Todos estos datos son de pleno conocimiento de las autoridades nacionales y locales, al punto que la preocupación por la incidencia del alcoholismo en la ciudadanía los llevó a redactar algunas iniciativas de legislación que lamentablemente no se aplican, como tampoco funcionan las ordenanzas que prohíben la venta de bebidas a menores de edad, que fijan horarios y localización específica para las cantinas y que establecen normas para la publicidad, entre otras regulaciones orientadas a frenar el libertinaje que existe en la actualidad.
Con lo sucedido en el Lago Titicaca es obvio que se necesita formación y orientación hacia los jóvenes, pero al parecer habrá que empezar primero por los maestros y por muchos líderes que constituyen un pésimo ejemplo.
El consumo del alcohol es casi una constante en los accidentes de tránsito y muchas otras tragedias que ocurren a diario en Bolivia. También es responsable de una parte de la criminalidad y por supuesto, de la mayoría de los problemas familiares, pues el abuso de la bebida ocasiona violencia, maltrato y desatención a los niños. Muchos hogares agudizan su pobreza porque una buena dosis del presupuesto se queda en las cantinas, que proliferan sin ningún control. La publicidad de las bebidas se emite indiscriminadamente, las empresas del rubro son las vedettes de la industria nacional, dueñas y señoras de todas las festividades y acontecimientos, donde la única finalidad parece ser el desenfreno etílico que llena los hospitales de gente intoxicada, accidentada o víctima de algún ataque violento.
Recientemente la Organización Panamericana de la Salud ha lanzado una advertencia sobre el problema del alcohol en América Latina. La institución considera que se ha convertido en el principal problema de salud en el continente. El informe dice que el alcoholismo afecta al equilibrio mental de la gente y es uno de los factores de riesgo que impiden una vida plena. Es mucho más riesgoso que el tabaco, que la obesidad y también que las drogas ilegales, que se encuentran en el noveno lugar.
Bolivia es considerado uno de los países con más problemas de alcoholismo en el contexto sudamericano. Se calcula que el 48,6 por ciento de la población ha tenido alguna vez alguna experiencia problemática con el consumo de alcohol que le ha generado consecuencias negativas tanto en la persona como en su entorno, lo que implica salud física, armonía familiar, rendimiento laboral o escolar, seguridad personal y funcionamiento social. De acuerdo a este mismo estudio el 37 por ciento ingiere bebidas alcohólicas con regularidad y lo más preocupante es que en Santa Cruz se encuentra el mayor porcentaje de bebedores seguida por las ciudades de Sucre y La Paz.
Todos estos datos son de pleno conocimiento de las autoridades nacionales y locales, al punto que la preocupación por la incidencia del alcoholismo en la ciudadanía los llevó a redactar algunas iniciativas de legislación que lamentablemente no se aplican, como tampoco funcionan las ordenanzas que prohíben la venta de bebidas a menores de edad, que fijan horarios y localización específica para las cantinas y que establecen normas para la publicidad, entre otras regulaciones orientadas a frenar el libertinaje que existe en la actualidad.
Con lo sucedido en el Lago Titicaca es obvio que se necesita formación y orientación hacia los jóvenes, pero al parecer habrá que empezar primero por los maestros y por muchos líderes que constituyen un pésimo ejemplo.
Bolivia es considerado uno de los países con más problemas de alcoholismo en el contexto sudamericano. Se calcula que el 48,6 por ciento de la población ha tenido alguna vez alguna experiencia problemática con el consumo de alcohol.
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