Cuando usted termine de leer este periódico, al menos una mujer habrá presentado una denuncia por abuso sexual en nuestra ciudad. Cuando termine este día, unas 29 féminas lo habrán hecho por las mismas razones. Son víctimas de la violencia machista en cualquiera de sus grados, el más grave de los cuales es el feminicidio, el asesinato por razones de género. Este mal no es exclusivo de Santa Cruz, ni mucho menos. Entre enero y octubre de este año, 45 mujeres han muerto a manos de hombres violentos, y en los dos últimos años -entre 2013 y 2015- 270 mujeres perdieron la vida por este flagelo.
Más allá de las frías estadísticas, detrás de cada caso hay una historia y un drama enorme que merece la atención de todos los bolivianos. Primero que nada por su recurrencia. Venimos denunciando la vigencia brutal del machismo desde hace décadas y poco ha cambiado pese a los avances legislativos. El 9 de marzo de 2013 se aprobó la Ley 348 para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia, y varios machistas fueron detenidos y sancionados. Pero el problema es estructural y no se resuelve solo con una norma.
La cultura del machismo está plenamente vigente en nuestra sociedad y atraviesa a todos los géneros, clases sociales, instituciones y grupos etarios. Desde la familia y la escuela, donde se establecen los roles sociales más tradicionales y se forma a las personas, el predominio de lo masculino sobre lo femenino es una realidad. Hasta en las élites políticas y mediáticas, donde la mujer sigue siendo objeto de burla, discriminación, mercantilización y uso arbitrario en función de intereses particulares.
Debemos cambiar nuestro chip mental. El trato justo e igualitario en todas nuestras relaciones es uno de los principios que debemos tener en cuenta a la hora de valorar a todos los ciudadanos, más allá de su pertenencia a un determinado género. La socióloga argentina, Inés Hercovich, menciona que las tribus estadounidenses creen que “un pueblo está vencido cuando el alma de sus mujeres está puesto de rodillas”. Entonces no podemos celebrar nuestros éxitos económicos ni políticos mientras no se resuelva este lacerante lastre que arrastra nuestra sociedad y que nos afecta a todos.
El problema no es exclusivo de los bolivianos, hay que decirlo. Una de cada cuatro mujeres en el mundo occidental sufre la violencia machista. Tenemos, en este sentido, una agenda pendiente que encarar. Fundamentalmente, a través de la educación y las políticas concretas para romper la impunidad con la que se manejan los violentos
Suecia es un moderno estado. Modelo en sus leyes sobre Justicia Social. Vigencia Democrática. Reparto. Con valores que estudiar, profundizar y quizá imitar
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lunes, noviembre 30
la frecuencia de crímenes contra la mujer es tal, que Bolivia es conocida como el país de los feminicidios. las estadísticas hablan por sí, 29 casos de violencia por dia, con el drama que ello supone. la vigencia brutal del machismo está vigente en la sociedad boliviana. presente en la familia, en la escuela con el predominio de lo masculino, hasta en las élites políticas y mediáticas. es tema pendiente de solución que no puede tardar. El Deber. SC
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