Una quincena de inmigrantes llegados a Suecia, conducidos a un pueblo retirado y decepcionados por sus condiciones de asilo, rechazan desde hace tres días bajarse del autobús, obligando a las autoridades a intervenir, según informa AFP. «Hay 14 personas en el interior y alrededor del autobús que no quieren instalarse» en las casas de madera de un camping que les ha sido designado, según ha explicado una responsable de la Agencia de Migraciones, Maria Löfgren. «La compañía de transporte ha llamado a los bedeles» con el objetivo de recuperar sus vehículos inmovilizados», ha añadido.
«Hemos pedido su expulsión», ha confirmado a AFP Kenneth Johansson, el director general de la empresa de transportes Westin Buss, que ignora cuándo tendrá lugar. Unos sesenta refugiados sirios e iraquíes llegaron el domingo por la noche a Limedsforsen, una localidad situada al oeste de Suecia, en una región fronteriza con Noruega. Allí deben residir, esperando el examen de su petición de asilo.
Una veintena de ellos, considerándose abandonados en medio del bosque, ha rechazado permanecer en la localidad. También han exigido ser conducidos a una gran ciudad o regresar a Alemania. «Realmente no está en medio de ninguna parte. Hay una tienda y comunicaciones por autobús», ha asegurado Lögfren.
Suecia recibe cada semana a cerca de 10.000 refugiados y sus estructuras de acogida están saturadas, hasta el punto que se están instalando campamentos para desplegar tiendas de campaña. «Con un número de llegadas que no para de aumentar, los alojamientos que encontramos están cada vez más alejados de las ciudades», ha admitido la responsable, subrayando que en esos casos el rechazo es poco frecuente.
Suecia es uno de los países de Europa que atrae a más refugiados. Para este año, está previsto que reciba entre 140.000 y 190.000 peticiones de asilo, con una población de 9,8 millones de habitantes.
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