Naciones Unidas realizó un estudio hace algún tiempo para designar a Suecia como el país de máxima igualdad del mundo, tanto entre los sexos como en la distribución económica entre ricos y pobres. El estudio afirma que Suecia tenía una proporción mayor de mujeres que ningún otro país dedicadas a tareas fuera del hogar, más del 70% es decir, una proporción ligeramente menor que la de los hombres activos.
Una explicación del empleo de mujeres es labores no tradicionales ha sido la gran demanda de mano de obra en los años 60 cuando el sector público se expandió y un gran número de mujeres se emplearon en los servicios de salud y en la atención de los ancianos y de los niños. El sistema de seguro social que protege a los padres con generosos subsidios legales, puede haber contribuído a la igualdad relativa en las relaciones laborales. Los padres tienen el derecho a una licencia remunerada de 15 meses, en total el período natal, tiempo que lo distribuyen entre el padre y la madre para atención a los niños con la obligación de un mes a cada uno de ellos.
El mismo estudio de Naciones Unidas mencionado comprobó que Suecia comparado con sus vecinos nórdicos, tenía el menor porcentaje de indicadores de extrema pobreza entre sus ciudadanos, que apenas llegaba al 8%, mientras que en Gran Bretaña y otros europeos la cifra era del doble. No obstante las dificultades económicas han aumentado también en Suecia durante la crisis de los 90, a pesar de ello con razón puede exhibir su orgullo de ser un modelo de actitud frente a los menos favorecidos y la población marginal que existe, pero es mínima. En los años 70 Suecia prohibió que los padres golpearan a sus hijos. En aquel momento llamó mucho la atención por lo que fue pronto imitada por otras naciones. (La próxima vez nos ocuparemos de Suecia convertido de país de emigrantes en tierra de inmigrantes)
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