Una de las primeras consecuencias de la victoria electoral del Partido Socialista en Suecia ha sido el anuncio del flamante primer ministro, Stefan Lofven, de reconocer al Estado de Palestina; primer reconocimiento que hace un país miembro de la Unión Europea (Eslovaquia, Polonia y Hungría reconocieron al Estado palestino antes de ser miembros de la Unión Europea).
Como era de esperarse, el reconocimiento ha recibido la crítica de Israel y de Estados Unidos, y el beneplácito de los países que componen el G-77, que en la Declaración de Santa Cruz acordaron, en uno de sus puntos, exigir a la comunidad internacional el reconocimiento de Palestina como Estado.
El argumento sueco es coherente: plantea una solución negociada al conflicto entre palestinos e israelíes, pero una negociación de partes con el mismo estatus jurídico, en condiciones de igualdad. No puede existir una negociación justa entre un Estado (Israel) y un no-Estado (Palestina), nación cuya situación no está claramente definida. La alternativa es seguir un proceso de reducción gradual de los territorios palestinos y continuar confinando a los palestinos a espacios cada vez más limitados en la Franja de Gaza y Cisjordania.
Suecia ha mantenido siempre como política la promoción de la paz, los derechos humanos y la neutralidad internacional. A nivel interno, es un ejemplo en materia de logros sociales y económicos, combinando la intervención del Estado, con participación del sector privado. La socialdemocracia que ha dirigido el Gobierno durante gran parte del siglo XX en dicho país representa a una de las corrientes principistas de la internacional socialista, diferenciada de otras corrientes socialistas europeas o de América Latina, que han asumido posiciones francamente neoliberales y conservadoras.
Suecia mantuvo su neutralidad en la Segunda Guerra Mundial, negándose a secundar la aventura nazi, y posteriormente rechazó integrarse en la Alianza militar del Atlántico Norte (OTAN). Fue uno de los primeros países en denunciar el apartheid en Sudáfrica, en denunciar la agresión a Vietnam y en dar asilo a los desertores estadounidenses. Nunca rompió relaciones con Cuba y en los foros internacionales denunció las agresiones contra los pueblos y los derechos humanos.
No debe causar sorpresa, por lo tanto, que el nuevo primer ministro sueco anuncie que solicitará investigar los crímenes de guerra cometidos por Israel contra el pueblo de Palestina
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