Hay preocupación en los departamentos productores de hidrocarburos que dependen de los ingresos de regalías e IDH por la baja producción de gas. Brasil está comprando muy poco, Argentina anuncia que va a comprar más, pero no inmediatamente y, como se sabe, en Bolivia la producción de gas viene asociada a la producción de crudo, de manera tal que debemos manejarnos con el condensado que se extrae del gas y, si hay merma de gas, lógicamente debe haber merma de condensado, entiéndase: gasolina y, peor aún, diésel, porque nuestro petróleo es muy liviano.
Los que conocen sobre esto no van a dejar que se diga una cosa por otra: con relación a Brasil, lo cierto es que los vecinos no han comprado “más que un tercio” de lo que establece el contrato. Los que saben aseguran que la producción de gasolinas y otros puede haber bajado un 60% este año, ello tiene que significar que el país está importando esos productos en mayor cantidad que los que venía importando, lo que implica que estamos recibiendo menos por gas y erogando más por la compra de combustibles, cosa que se tiene que estar haciendo con mucho sigilo para que la gente no se dé cuenta de que la plata se está yendo del país, otra vez.
Esto que sigue me lo envió un ciudadano preocupado por el tema: “Las refinerías, con todas las inversiones que se hicieron en los últimos años, tienen una capacidad aproximada de 63.000 BPD, pero están procesando actualmente un 60% (38.000), porque no les llega el condensado. Todo el 2016 se ha estado operando a niveles inferiores a los planeados porque no hay condensado”.
Aclaro que los números pueden variar, pero es conveniente entender que el problema es estructural, se sabe que esto se lo habían advertido al presidente por 2012 o 2013, cuando la CBH le pidió que abriera las chances a las empresas que quieran venir a invertir, que se adaptara la Ley de Hidrocarburos al momento que se estaba viviendo con mirada de futuro, pero el ‘excesivo nacionalismo’ y la soberbia ‘revolucionaria’ nos dejó como estamos: sin posibilidad de expandirnos y cada vez más dependientes de los dos únicos mercados que reciben el gas boliviano: Argentina y Brasil. Es cierto que Paraguay entró al mercado nacional, pero convengamos en que el negocio con ellos es marginal.
Concluyendo: el tema y el problema de esto es que la actual producción no alcanza para abastecer la demanda interna; ello significa, reitero, que el país está importando una mayor cantidad de carburantes (algunos hasta dicen petróleo) y, si bien es cierto que el petróleo vale menos que antes, no es menos cierto que el gas está asociado al precio del petróleo y el país recibe menos dinero por su exportación y paga por más gasolina que antes, o sea, estamos lo mismo que igual
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