Los ideólogos indigenistas del MAS, con estrechez de miradas centran su atención en sacralizar y reverenciar la hoja de coca, un cultivo comercial destinado mayoritariamente a la industria de las drogas; y en poner en escena algunos rituales pachamamicos, reinventados por algunos antropólogos y chamanes falsarios. Esto lo hacen olvidando que la cultura quechua tuvo grandes logros en campos como la arquitectura, agricultura, organización social y otros.
Realizaron la domesticación y mejoramiento de plantas silvestres para su cultivo masivo, entre ellas maíz, papa, oca, quinua, frejol y aplicaron técnicas de conservación innovadoras, como la de liofilización (chuño). Construyeron en los lagos, un sistema de camellones o sukakollos, logrando excelentes rendimientos agrícolas.
Utilizaron eficientemente la rotación de los pisos ecológicos y manejaron andenes o terrazas para sus cultivos en tierras empinadas.
El Tahuantinsuyo, que abarcaba partes de los actuales países de Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina, contaba en este extenso territorio, con excelentes caminos totalmente señalizados y un sistema efectivo de comunicación que llegaba hasta los más lejanos confines del Imperio.
Durante el Imperio Incaico la coca era consumida por la clase noble y religiosa, y eventualmente se ampliaba como una merced y para aliviar las necesidades de la población, en los casos de escasez de alimentos.
En la colonia, el acullico se introdujo en el laboreo de las minas, donde los indígenas debían cumplir con la mita. Desde entonces, el "acullico", el "pijcheo", se mantuvo como una parte importante en la vida de los mineros, pues solo así podían resistir el cansancio, la sed, el hambre y aguantaban mejor el arduo el trabajo.
La coca que se consume, se acullica en Bolivia y otros países vecinos tienen un alcaloide fuertemente adictivo, la cocaína. Luego de un segundo o tercer “boleo” el acullicador entra en el “no tiempo” de Choquehuanca y pueden seguir trabajando, marchando, bloqueando o aguantando las cátedras discursivas de los líderes, pues el alcaloide realiza eficazmente su tarea (1).
Como sabemos, de las hojas de la coca, del tabaco, de los granos de café, de las cápsulas de la adormidera y de las hojas de marihuana, se obtiene sustancias psicoactivas: cocaína, nicotina, cafeína, morfina y cannabinoides de efectos variados: estimulantes, narcóticos y alucinógenos.
A pedido del Gobierno, la ONU readmitió este año a Bolivia en la Convención única sobre estupefacientes de 1961, con la reserva para el acullico de coca en el país (que de paso ya la tenía). El Gobierno Nacional este 14 de enero realizó grandes festejos, con torneos de pijcheo, en toda el área cocalera.
En su discurso de celebración por este importante triunfo, el Presidente Morales afirmó que nuestra “identidad es la coca” (entendemos la del grupo gobernante), y afirmó que se ha logrado un “gran reconocimiento de la comunidad internacional a nuestra identidad, a nuestra hoja de coca y al pijcheo correspondiente”.
Esto muestra la coherencia del Presidente Morales, que es en primer lugar Presidente de las Seis Federaciones de cocaleros y luego del Estado Plurinacional, y que pese al diseño y manejo ideológico socialista comunitarista, que ejerce el exclusivo grupo pensante del MAS, prevalecen y se hacen sentir las decisiones del líder cocalero, icono del proceso de cambio, que privilegia sobre todo los intereses de sus bases sindicales en el Chapare.
Cuando los pueblos que cultivan amapola, tabaco, marihuana, sacralicen y endiosen estas hojas milenarias y las consideren expresión de su identidad, será la señal de que estamos entrando en el “no tiempo” y el fin de la civilización como la conocemos.
¡Causachun coca, huanuchun yanquis, k’aras et al!
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